Como es evidente, los acontecimientos políticos que observamos en las noticias son sólo la superficie de un tejido profundo y generalmente impenetrable para las masas, precisamente porque lo que se oculta es el entramado de una elite que busca mantener su poder a través de la explotación de las masas. La idea directriz de la política mundial en los últimos 100 años, o más, ha sido el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial, que agrupe al planeta bajo un solo gobierno y una sola moneda y cuyo liderazgo sea detentado por una oligarquía, la cual, según su ideología, está capacitada para dirigir el destino de nuestro planeta por sobre las masas ignorantes y, en muchos casos, inferiores racialmente.
Como podemos ver en el texto la Historia del Nuevo Orden Mundial, del investigador Pierre Hillard, traducido al español en la Red Voltaire, los partidarios del Nuevo Orden Mundial son los politicos y empresarios más poderosos del ultimo siglo (Cecil Rhodes, Alfred Wilner, las familias Rotshchild, Rockefeller, Warburg, Morgan, Roosevelt, Churchill, Kissinger, Bush, etc. son figuras claves) y sus ideólogos son importantes artistas y científicos sociales como los Huxley, George Bernard Shaw, H.G. Wells, etc. El Nuevo Orden Mundial penetró todos los movimientos políticos: es tanto los Nazis como los Aliados, los Comunistas como los Capitalistas, los Terroristas como los Anti Terroristas y hasta el movimiento New Age y el Ecologista.
Como dice Hillard “el mundialismo es un mesianismo que está apurado”. Detrás de la ideología noble de la paz mundial y de un gobierno global que unifique a los pueblos del mundo, detrás de las palomas y los niños cantando, detrás de la filantropía y las estrellas pop sonriendo, se oculta la perpetuación sofisticada e inexorable del poder político de un grupo de individuos que consideran que la mayoría de gente que constituye este planeta es incapaz de gobernarse y que por lo tanto debe de ser sometida al designo de una elite, la cual, por cierto, bajo la fachada de la multisecularidad, también esconde una carga religiosa, masónica y en algunos casos fundamentalista (elegidos por los dioses que supuestamente se comunican con ellos) que se revela profundamente racista.
Si vemos la evolución de las ideas globalizadoras y de los organismos internacionales, veremos que sus promotores en origen son personas que creen en su superioridad racial e intelectual y que sus motivos son la riqueza extrema y aún más alarmante, la instauración de una dictadura teocrática (en la cual sólo algunos saben que religión profesan).
Últimamente hemos visto señales de que este plan sigue avante, la ratifiación del Tratado de Lisboa y la nominación de Herman van Rompuy, bajo previo acuerdo del Grupo Bilderberg, quien en su discurso de aceptación dijo «2009 es también el primer año de una gobernación mundial con la instauración del G-20 en plena crisis financiera», así como la presentación de una moneda mundial por el presidente ruso Dimitri Medvedev. Actualmente la Unión Europea se ha convertido en un poder supranacional y existen planes para formar organismos supranacionales en todo el orbe.
A continuación la historia del Nuevo Orden Mundial siguiendo a los personajes que moviéndose detrás de bastidores han impuestos sus intereses consistentemente.
Cecil Rhodes
El acaudalado defensor del imperio británico Cecil Rhodes, quien fundó el grupo De Beers, en relación y con el apoyo de Nathaniel Mayer Rothschild, dando pie a la industria de diamantes (y hoy a los diamantes de sangre). Rhodes dio su nombre a países enteros: Rhodesia del Norte y del Sur (hoy Zambia y Zimbawe). Rhodes (1853-1902) tenía el proyecto de construir toda una red ferrocarilera y de comunicaión en África para proteger el imperio británico. Es de notar que las ideas de Rhodes eran supremacistas, como suelen ser entre las más altas esferas de la sociedad, considerando que la raza anglosajona debía regir el mundo y unirse para consolidar este regimen. Esta sería “la base, la fundación que permitirá el nacimiento de un Estado Mundial animado de los principios y de la filosofía de la aristocracia comercial anglo-sajona” que conduciría conduciendo “al nacimiento de un Estado Comercial Mundial”. Similarmente el grupo Bilderberg, según Daniel Estulin, busca consolidar una sola Empresa Mundial).
A la muerte de Rhodes se constituyó una beca en su nombre. Algunos beneficiarios [ganadores] de estas becas de estudio Cecil Rhodes: por ejemplo el Primer ministro australiano Bob Hawke (1981/1993); James Woolsey, director de la CIA (1993/1995); Wesley Clarke, patrón comandante militar de la OTAN (Alianza Atlántica) durante el decenio de los años 1990 y principal conductor de la destrucción de la Yugoslavia en marzo 1999; el presidente estadounidense Bill Clinton (promoción 1968) e incluso James William Fullbright (senador del Arkansas, EEUU, gran figura de la política estadounidense)
Uno de los continuadores del pensamiento de Rhodes fue Lord Alfred Milner, quein fuera vital en el establecimiento del movimiento zionista del estado de Israel:
“En 917. En efecto, en esa fecha aparece la «Declaración Balfour» (del nombre de un hombre político inglés llamado Arthur James Balfour), quien afirmaba bajo los auspicios del gobierno británico la necesidad de crear una patria judía en Palestina y su reconocimiento. Dicho reconocimiento fue oficializado rápidamente por una carta dirigida a la atención de Walther Rotschild quien era el intermediario con el movimiento sionista en Gran Bretaña. En realidad, el verdadero redactor de esta declaración fue Alfred Milner”
LA SOCIEDAD FABIANA
La sociedad Fabiana floreció en Londres en 1884 y sería fundamental en el establecimiento de la ideología que encauza hacia el Nuevo orden mundial.
Su nombre viene del general romano Fabio Máximo:
“Luchando frente al general cartaginés Aníbal, el militar romano practicaba una estrategia de guerrilla que consistía en no acelerar las cosas (los ataques) afín de esperar el desgaste del enemigo y lograr así su objetivo (victoria), podríamos decir conseguirlo a «fuego lento».
“Es este método, el de un cambio gradual, suave pero implacable lo que caracteriza como marca de fábrica a la Sociedad Fabiana. Ella defiende el principio de una sociedad sin clases, que debe conducir a la síntesis del socialismo (Estado benefactor) y del capitalismo (leyes del mercado), fusión que debe conducir a la implantación de una economía monopolística en el marco de un Gobierno Estatal Globalizado”.
“Es este método, el de un cambio gradual, suave pero implacable lo que caracteriza como marca de fábrica a la Sociedad Fabiana. Ella defiende el principio de una sociedad sin clases, que debe conducir a la síntesis del socialismo (Estado benefactor) y del capitalismo (leyes del mercado), fusión que debe conducir a la implantación de una economía monopolística en el marco de un Gobierno Estatal Globalizado”.
En 1995 la Sociedad Fabiana generó con la ayuda de Sidney Webb la London School of Economics.
“Algunos miembros de esta escuela que rige la ideología económica mundial son: al ex-presidente de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi; al antiguo presidente John Kennedy; a la reina de Dinamarca Margarita II; a Pierre Trudeau (Primer Ministro canadiense); al especialista en hacer lobby (o cabildeo), miembro de numerosos think-tanks, me refiero a Richard Perle (conocido también bajo el seudónimo del «príncipe de las tinieblas»); al financiero Georges Soros (fundador de los institutos Open Society repartidos en el mundo entero); al antiguo consejero del fallecido presidente francés François Mitterrand, es decir el Sr. Erik Orsenna e incluso podemos incluir al cantante rock de los Rolling stones, Mike Jagger (¡entró hace tan sólo un año! toda esta gente se ha sentado en las sillas de esta escuela. La London School of Economics gracias a la acción de la Sociedad Fabiana ha contribuido a formatear el espíritu de numerosas personalidades en el mundo. Pero la influencia de esta sociedad ha evolucionado y esto gracias al trabajo de uno de sus miembros, el escritor Herbert George Wells (1866-1946)”.
Aunque generalmente no asociamos a los artistas y científicos con la consolidación del Nuevo Orden Mundial y la política globalista, algunos de ellos han participado sentando las bases teóricas que la elite ejecuta. Tal es el caso del genial escritor de ciencia ficción H.G. Wells, que, además de escribir libros como “El Hombre Invisible” o “La Guerra de los Mundos”, también escribió un libro titulado el Nuevo Orden Mundial. Según Pierre Hillard, Wells está favor de la eugenesia y la reducción de la población: En efecto, desde un principio, H.G Wells presentó sus teorías en una obra poco conocida y cuyo título: La Destrucción liberadora (The World Set Free en inglés), corresponde exactamente a la expresión [de la logia] masónica Ordo ab Chao. Este libro apareció en 1914. Esta obra cuenta la historia de una guerra generalizada que va conducir [a la humanidad] a la creación de un Estado (gobierno) Mundial constituido en diez bloques.
La Round Table
En 1910 surge la publicación del Commonwealth, The Round Table, que agruparía a individuos como Afred Beit (1853-1906), Sir Abe Bailey (1864-1940) y la familia Astor. Otros grupos vinieron a juntarse a estos iniciadores del mundialismo de la Round Table, financieros tales que J.P Morgan [48], el banco Lazard e incluso las familias Rockefeller y Whitney [49]. La Round Table serviría como preparativo para la mundialización heredando evidentes tradiciones místicas e incorporando a la filantropía estratégicamente para la elite.
En el seno de esta mesa surgen dos ideologías, una vision a favor de la globalización bajo el liderazgo de un grupo anglosajón y otra a favor de una globalización donde ningún país se imponga sobre otro en un bloque sin distinción.
Políticos y empresarios reliiconados a la Sociedad Fabiana y a la Round Table apoyaron de manera significativa la revolución blochevique, bajo su ideal de sintetizar el socialismo con el capitalismo.
“Después de la visita a Londres, a finales de1917, de William Boyce Thompson (1869-1930), acompañado de un representante del [banco] JP Morgan, Thomas W. Lamont (1870-1948) [52]. Esta persona, miembro del directorio ejecutivo del Banco Federal US (EEUU), es decir de la Fed [Reserva Federal], W.B Thompson era al mismo tiempo un agente al servicio de la oligarquía en el seno de la Cruz Roja estadounidense presente en la ciudad de Petrogrado [hoy San Petersburgo] en 1917.
Bajo esta cobertura, William Boyce Thompson pudo entrar en contacto con los revolucionarios rusos bolcheviques y entregarles la suma de un millón de dólares [enorme suma de dinero para esa época].
No es extraño que la oligarquía anglosajona emple este juego de fuerzas apoyando lo que luego se opondrá, o generando a sus enemigos bajo un superobjetivo: tanto el comunismo, como los NAZIS, como los terroristas musulmanes fueron fondeados por la elite anglosajona.
A prinicipios de los veintes se deicididó crear dos think thanks que sirvieran de propaganda para los afanes mundialistas de los miembros del Round Table. Del lado europeo se creó el Institute of International Affairs y del lado americano, en 1921, el Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores), un organismo que hasta a fecha ejerce un poderoso efecto en la política mundial.
El CFR fue fundado “bajo el patrocinio de un personaje que desempeñó una posición central, el coronel Edward Mandell House (1854-1938). Consejero íntimo del presidente [estadounidense] Wilson [62], este coronel fue el pívot entre el grupo Milner y los «poderosos» de Wall Street (JP Morgan, Vanderlip, Rockefeller, Warburg, …). En esta lista incompleta, nosotros podemos citar un nombre importante, Paul Warburg, que estuvo a la cabeza de la Reserva Federal US (la Fed) desde su creación en 1913. Este banco oligárquico privado, independiente en sí y ajeno al poder central gubernamental [es decir que el gobierno de EEUU no tiene control sobre sus actividades] es responsable de la emisión monetaria nacional —del dólar estadounidense— [63], es decir una entidad privada comportándose como un Estado dentro del Estado. Fue el mismo Paul Warburg quien dirigió el CFR desde su fundación. Estamos ante un caso, ante un complicado entretejido de responsabilidades de primera magnitud en el seno de la oligarquía anglo-sajona.”
El coronel House desribe en su libro de 1912 Philip Dru, administrator, la creación de un bloque Norte-Americano unificado. “Sólo podemos constatar [con sorpresa] que estas elites han anunciado — ¡hace más de cien años! — como iban a desarrollarse los acontecimientos”, escribe Hilliard.
PAN EUROPA
La creación de la Unión Europea tiene su antecedente en Richard de Coudenhove-Kalergi, un aristócrata austriaco de madre japonés que en 1925 redactó un documento para la Sociedad de Naciones (el antecedente de la ONU) donde se anuncia el plan de crear una Europa unificada. “Su objetivo es unificar toda Europa afín de integrarla en una organización política mundial unificada. Y para lograrlo, él menciona en su informe la necesidad de crear [primeramente] «continentes políticos», cuyo conjunto debería constituir [más tarde], una federación de federaciones”. Coudenhove-Kalergi, fue anfitrión del primer congreso Pan Europeo en Viena.
Aquí la historia se pone buena por lo cual no queremos omitir ningún detalle y reproduciremos el texto íntegro de Pierre Hiliard, que nos muestra como el Nazismo fue parte del proyecto del Nuevo Orden Mundial:
Se puede comprender mejor el impacto que tiene esta agrupación, [el instituto] Pan-Europa, si analizamos por ejemplo, cual es la verdadera esencia que mueve o genera la guerra: el dinero. Las fuentes de financiamiento de este instituto nos dejan ver la insondable y vigorosa complicidad de su principal dirigente y líder máximo con los demás actores de la globalización [mundialización]. En efecto, aparte de gozar del apoyo de mecenas industriales y financieros, el Sr. Coudenhove-Kalergi benefició del patrocinio del banquero Max Warburg, representante del banco alemán en Hamburgo.
Como lo hemos visto anteriormente, su hermano Paul (trabajando en la rama estadounidense) se encontraba a la cabeza de la Fed (Reserva Federal de EEUU) y del CFR.
Ahora podemos comprender porque Coudenhove-Kalergi tenía luz verde para cooperar y negociar con los medios financieros de Wall Street y sus socios en Londres. Esta complicidad entre el fundador de la Pan-Europa y los medios mundialistas [globalizadores] iba proporcionalmente en aumento, cuando sabemos que Max Warburg era miembro del ejecutivo de IG Farben Alemania mientras que su hermano Paul Warburg, era miembro del ejecutivo de la rama IG Farben Estados Unidos [73].
La llegada de Adolf Hitler al poder, como lo explica el investigador Antony Sutton, sólo se puede comprender por la poderosa ayuda que recibió el dictador alemán por parte de los industriales y financieros anglo-sajones por intermedio de sus homólogos germanos. En este asunto, el director del Reichsbank, el Sr. Hjalmar Schacht (1877-1970), jugó un papel clave como intermediario. Su trabajo ganaba en importancia a medida que este personaje subía en los escalones del poder, hasta alcanzar el puesto de Ministro de Economía del III Reich [nazi de Adolf Hitler], puesto que ocupó de 1934 a 1939.
El remonte y progreso económico de la Alemania [nazi] gracias a estos apoyos permitió a Hitler de continuar con una política [militarista bélica] que él nunca hubiese podido entamar ni aplicar en una Alemania arruinada, si no hubiese solucionado antes las esenciales necesidades básicas de la población alemana. Por estas confabulaciones, complicidades y fechorías con el régimen nazi Hjalmar Schacht debió ser juzgado y condenando a la pena de muerte durante el Proceso de Núremberg al finalizar la Segunda Guerra Mundial, proceso que juzgaba a todos los responsables nazis, pero curiosamente él fue absuelto.
En efecto, Hjalmar Schacht estaba ligado sólidamente a la aristocracia comercial anglo-sajona. Su padre, el estadounidense William Schacht, había trabajado 30 años en el seno de la filial Equitable Life Assurance de Berlín (Alemania) [74].
Su hijo era pues, desde su nacimiento, un miembro más por herencia, un socio más por decir, trabajando para el sistema mundialista globalizador.
Estas afirmaciones cobran más valor cuando se sabemos además que el señor Hjalmar Schacht era miembro desde 1918, del comité ejecutivo del Nationalbank für Deutschland («Banco Nacional de Alemania»), junto al banquero Emil Wittenberg, miembro a su vez del comité ejecutivo del primer banco soviético creado en 1922, es decir el banco Ruskombank [75]. Dicho banco soviético estaba dirigido por un banquero sueco … Olof Aschberg [76] personaje que hemos citado al comienzo de este artículo. Para continuar comprendiendo este atolladero de nombres y conexiones, para seguir mareándonos aún más en estos nexos y círculos de los poderosos, podemos precisar que el director de la filial extranjera de la Ruskombank, es decir el norteamericano Max May [77], ocupaba el puesto de vice-presidente de la Guaranty Trust Company, una filial del banco JP Morgan [78] que era a su vez uno de los cimientos financieros de Wall Street.
En este asunto, un importante cargo estadounidense de Wall Street trabajaba en el seno de la elite bancaria soviética. Además, añadiremos para concluir, que la colaboración de Hjalmar Schacht con este sector se veía reforzada por los lazos de amistad con el patrón [dueño] del Banco de Inglaterra, el Sr. Norman Montagu. Ahora podemos comprender mejor porque Hjalmar Schacht nunca tuvo que preocuparse de ser juzgado por su participación en el régimen nazi de Adolf Hitler.
El apoyo que ofreció la aristocracia comercial y apátrida anglo-sajona al comunismo, al nazismo así que el apoyo para que Franklin Delano Roosevelt tomara el poder en los Estados Unidos , —como lo explica en su trilogía Wall Street el autor Antony Sutton—, era una forma de experimento actuando en un marco regional, es decir, por un lado en la Unión Soviética, por otro en la Alemania nazi, y otro en los Estados Unidos Bajo la forma de denominaciones diferente, Antony Sutton concluye que estas ideologías, llamadas de maneras diversas «socialismo soviético», «socialismo colectivo» (para el nacional-socialismo nazi) y «socialismo de Nuevo trato» (New Deal norteamericano), todas eran simplemente las diferentes caras de un socialismo monopolístico; ideal [o modelo] de organización que debe conquistar el mundo a nivel planetario en este amanecer del siglo XXI y en el marco del «Nuevo Orden Mundial».
La guerra de 1939-1945 es en cierta forma el resultado de todo este trabajo de fondo que permitió que se vaya torciendo, que se vaya girando despacio hacia la trayectoria de otro mundo: la instauración y surgimiento de dos bloques aparentemente antagonistas y obedeciendo perfectamente al principio hegeliano de la tesis y de la antítesis. Sin embargo, estos dos mundos estaban irrigados por las mismas fuentes financieras. Entonces, por tal motivo, era posible de seguir preparando el terreno, el ordenamiento, debiendo permitir el advenimiento y realización [concretización] de un Estado [gobierno] mundial.
LA POSGUERRA
Durante las dos guerras mundiales, Londres y Washington no podían tolerar los intentos de alcanzar una unidad europea bajo la dirección de Alemania, que era una potencia terrestre, ya que la talasocracia anglosajona se vería entonces marginada de los problemas del Viejo Continente. Cosa que Coudenhove-Kalergi, ya había comprendido, como puede comprobarse a través de la lectura de su discurso de 1950. No es por lo tanto nada injustificado el interesarse en el Secretario General encargado de teleguiar los trabajos de la «Constitución Giscard», el inglés John Kerr. El currículo vitae de Kerr nos informa que dirige una compañía petrolera, la Royal Dutch Shell, y que fue además embajador de Gran Bretaña en Estados Unidos. Sus vínculos con la aristocracia comercial anglosajona también revelan que es miembro del comité de dirección encargado del reclutamiento de las élites en el marco de las «becas de estudio Cecil Rhodes». Como puede verse, el éxito de los objetivos mundialistas es algo previsto a muy largo plazo… pero que va concretándose.
Y finalmente, el Congreso de La Haya, realizado del 7 al 10 de mayo de 1948, con Winston Churchill como presidente de honor y con la participación de cerca de 800 militantes paneuropeos [95], dejó sentadas las primeras bases de una Europa unificada. Los verdaderos autores de la historia a menudo se mueven entre bastidores, como en el caso de Retinger, quien trabaja para el CFR y el RIIA, cuya acción fue determinante en el desarrollo de las estructuras mundialistas.
Bilderberg, New Age y Trilateral
La primera reunión del Grupo de Bilderberg tuvo lugar en Oosterbeck, Holanda, en mayo de 1954. Se dice que ese grupo elitista simplemente adoptó el nombre del hotel en que se alojaban los participantes, aunque existen dudas en ese sentido. Su creación se debe, en todo caso, al trabajo de Joseph Retinger, aunque también hay que mencionar a varios «pejes gordos» del mundialismo, como el inevitable David Rockefeller (presidente del CFR y del Chase Manhattan Bank, entre otras conocidísimas instituciones). Los miembros del Grupo de Bilderberg constituyen «la crema y nata» de la clase política, económica y financiera del mundo atlantista. Los medios occidentales no mencionan más que muy raramente sus reuniones y, en cuanto a que el Grupo sea tema de reportajes… ¡ni hablar! [97].
Las reglas que rigen su organización y las intervenciones de los participantes son una copia estricta de las que rigen en el Royal Institute of International Affairs (RIIA, principio conocido como la «regla de Chatham House»). También en este caso la familia Rhodes y Milner ha dejado su impronta. En realidad, las élites que se mueven en el Grupo de Bilderberg imponen ampliamente sus propias condiciones en materia de política, de economía y en cuestiones financieras. El caso del belga Etienne Davignon resulta especialmente impresionante. Vicepresidente de la Comisión Europea de 1981 a 1985, Etienne Davignon es el gran pachá de ese grupo elitista. Fue él quien invitó al político belga Herman van Rompuy a someterse a una especie de examen oral por el puesto de presidente del Consejo Europeo ante los representantes del Grupo de Bilderberg, el 12 de noviembre de 2009, especialmente ante el ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, en Val Duchesse, en las afueras de Bruselas [98]. Dicho claramente, había que comprobar si Herman van Rompuy tenía la capacidad necesaria para servirle de algo al sistema. Y parece que el examen fue satisfactorio porque le dieron el puesto, o sea reunía las condiciones exigidas.
El príncipe Bernhard van Lippe-Biesterfeld (1911-2004)
La designación del primer presidente del Grupo de Bilderberg, el príncipe Bernhard (1911-2004), por Joseph Retinger y sus seguidores, no es ninguna casualidad. En efecto, en los años 1930 este príncipe alemán había sido miembro de las SS [nazis], más exactamente, de la Reiterkorp SS (caballería) y de Farben Bilder, una filial de IG Farben. Casado en 1937 con la heredera del trono de los Países Bajos, la princesa Juliana, su hija, la reina Beatriz, es una activa participante de las reuniones del Grupo de Bilderberg.
El pasado más que nebuloso [por no decir negro] del príncipe Bernhard y su nominación a la cabeza del Grupo de Bilderberg era también un medio de mantenerlo bajo control. En efecto, es más fácil teledirigir a alguien hacia objetivos bien definidos cuando ese alguien tiene unos cuantos esqueletos en el armario [cadáveres en su curriculum]. La designación de este príncipe alemán convertido en ciudadano holandés era seguramente de gran importancia ya que también fue utilizado en otro sector. Tenemos que abordar ahora un tema al que conceden gran importancia los teóricos del mundialismo: la ecología.
La legítima protección de la flora y la fauna adquiere un carácter muy diferente bajo la influencia de los partidarios del Nuevo Orden Mundial. En efecto, estos desvían las mentes hacia una divinización de la naturaleza que se asocia con el movimiento New Age. Se trata del principio que identifica a «Gea» [también llamada Gaya. NdT.] como la «Madre Tierra» [99]. Numerosos institutos se dedican a propagar esa tendencia filosófica, en particular el WWF (World Wild Fund for nature), que promueve la protección de la naturaleza. Su creación, en 1961, se debió al trabajo de varios personajes miembros del movimiento mundialista.
Efectivamente, tenemos que mencionar aquí a los hermanos Aldous y Julian Huxley. El primero es el autor de un libro profético, Un mundo feliz (en inglés Brave New World), publicado en 1932, verdadero programa político mundialista bajo la apariencia de una novela de ciencia ficción en la que habla de un Estado mundial reinante sobre una humanidad sumisa y jerarquizada como resultado de manipulaciones genéticas. El autor vivió toda su vida utilizando las drogas más diversas para alcanzar una «forma de misticismo». Tales delirios, característicos del medio, también afectaron a su hermano, Julian Huxley, partidario de la eugenesia y primer director general de la UNESCO (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 1946. Esta mentalidad característica de los hermanos Huxley se debe a la influencia de su abuelo por parte de padre, Thomas Huxley (1825-1895). Este biólogo y feroz defensor de los principios de Darwin [100] transmitió esos conceptos a sus nietos para que el mundo entero se beneficiara con ellos. Agreguemos a lo anterior que la red y los vínculos que unen a la familia mundialista son verdaderamente estrechos ya que uno de los estudiantes de Thomas Huxley se llamaba nada más y nada menos que…. H.G. Wells [101].
El análisis de esta especie de relevo de generaciones permite una mejor comprensión de la permanencia del mundialismo y del progreso de su influencia. Podemos ver ahora el vínculo entre la pasada acción de aquellos hombres y la fundación de WWF en 1961. Esta última se debe, en efecto, a Julian Huxley [102]. WWF contribuye a la divulgación de ese ideal panteísta y constituye una de las ramas de acción del mundialismo. No por casualidad el primer presidente de WWF fue precisamente… el príncipe Bernard, también dirigente del Grupo de Bilderberg [103], que presidió de 1962 a 1976. Entre las personas que han presidido WWF se encuentra también John Loudon, quien, al igual que John Kerr, fue además presidente de la compañía petrolera Royal Dutch Shell. Este conglomerado petrolero anglo-holandés es uno de los viveros del Nuevo Orden Mundial. Hay que precisar además que el príncipe Felipe, esposo de la reina de Inglaterra Isabel II, también dirigió WWF de 1981 a 1996.
David Rockefeller, Sr. (1915-…)
A esta lista de actores proveniente de una larga tradición político-comercial podemos agregar el papel de la Trilateral, creada en 1973 por David Rockefeller y Zbigniew Brzezinski (miembros ambos del CFR), mentor este último del actual presidente estadounidense Barack Obama. La Trilateral reagrupa tres zonas geográficas económicamente desarrolladas: Norteamérica, Europa y Japón. Brzezinski, quien recuerda que personalidades francesas como Simone Veil, Robert Marjolin, Raymond Barre e incluso Hubert Vedrine han aportado su apoyo a la Trilateral, agrega que los Estados se ven «ante problemas cada vez más diversos –financieros, económicos y estratégicos– y que tienen cada vez menos posibilidades de resolver, sin proceder al menos a una concertación más estrecha, en su propio interés y en el del resto del mundo».
Como medio de enfrentar esos desafíos, el autor precisa incluso que la Trilateral dio origen a la creación del G-7 [104]. Las estrechas relaciones de la Trilateral con el mundo industrial y el de los thinks-tanks se han evidenciado en particular con la Red Política Transatlántica (la TPN, siglas en inglés) [105]. En efecto, el presidente de la rama europea de la Trilateral, Peter Sutherland, preside además la rama europea de la TPN. Este irlandés dirigió también [el banco de inversión] Goldman Sachs, que a su vez determina por debajo de la mesa la política económica del presidente Obama, y fue además, entre otras cosas, jefe de la Comisión sobre la Competencia (de 1985 a 1989) bajo la presidencia de Jacques Delors [106]. Para rematar, Peter Sutherland es también el director de la escuela fabiana London School of Economics [107]. El ciclo se cierra cuando sabemos que John Kerr –ya mencionado anteriormente– es también miembro de la rama europea de la Trilateral [108]. Como ya hemos podido comprobar, las élites políticas y económicas vienen convergiendo desde hace mucho tiempo hacia la instauración de un Orden Mundial Unificado [109]. El panorama quedaría sin embargo incompleto si no mencionáramos aquí las declaraciones de las autoridades de la Iglesia Católica.
Una Iglesia Católica al servicio del Nuevo Orden Mundial
Seamos creyentes o no, lo cierto es que el estudio de los principios de base de cualquier confesión debe realizarse con toda objetividad. Hay que estudiar los preceptos que defiende y observar si su discurso y acción corresponden o no a su doctrina. En el caso de la Iglesia Católica, el concepto defendido desde hace 2000 años se basa en la supremacía de Dios sobre el hombre. Las Escrituras y la tradición constituyen el basamento intocable, la base misma de la fe según los términos consagrados, definidos por el sucesor de San Pedro, el Papa. Marcado por el pecado original, el hombre debe aceptar someterse a una autoridad superior y obedecer el conjunto de preceptos que la Iglesia Católica defiende. Es ese el caso de numerosas iglesias protestantes. Un cambio fundamental se produce, sin embargo, con el Concilio Vaticano II (1962-1965). Este concilio es resultado de una larga corriente de reflexiones provenientes de numerosos hombres de iglesia, pero también de personajes exteriores a ella, desde el siglo XIX.
Al cabo de una larga lucha entre los defensores de la tradición y los progresistas, estos últimos lograron imponer su propia visión durante la gran reforma de Vaticano II. Se trataba, para ellos, de adaptar la iglesia a las múltiples innovaciones políticas, técnicas y sociales que marcan la evolución del mundo. Para los defensores de la tradición es todo lo contrario. Es el mundo el que tiene que adaptarse a los principios de la iglesia. La humanización, que debía implicar la promoción de los derechos humanos, y su colaboración con las instancias internacionales, fueron claramente expresadas en 1963 en la encíclica Pacem in Terris del Papa Juan XXIII [110]. Recordando los progresos de la ciencia y la técnica que llevan a «intensificar su colaboración y a fortalecer su unión» dentro del género humano, se trata de fortalecer el «bien común universal» que los Estados no logran ya garantizar, según la encíclica.
Es por ello que el documento agrega, muy lógicamente, que «En nuestra época, el bien común universal plantea problemas de dimensiones mundiales. Sólo pueden ser resueltos por una autoridad pública cuyo poder, constitución y medios de acción tengan también dimensiones mundiales y que pueda ejercer su acción sobre el planeta en toda su extensión. Es por lo tanto el orden moral en sí lo que exige la constitución de una autoridad pública con competencia universal».
Después de expresar su deseo de que ese «poder supranacional» no sea instaurado por la fuerza, la encíclica aprueba la Declaración de Derechos Humanos de 1948, con excepción de algunas objeciones. Agrega que «Consideramos esa Declaración como un paso hacia el establecimiento de una organización jurídico-política de la comunidad mundial» [111]. Ese cambio de rumbo de la Iglesia Católica es la marca de fábrica de todos los Papas desde Vaticano II. En su mensaje de navidad de 2005, el actual Papa Benedicto XVI exhorta a los hombres a emprender «la edificación de un Nuevo Orden Mundial» [112]. Resulta por lo tanto totalmente lógico que Benedicto XVI haya lanzado un llamado al establecimiento de una «autoridad política mundial» en su encíclica Veritas in caritate [113], en julio de 2009. Recordando la interdependencia mundial, el Papa llama «con urgencia a reformar la ONU al igual que la arquitectura económica y financiera internacional con vistas a convertir en una realidad concreta el concepto de familia de naciones (…)» [114].
Hacia una Asamblea Parlamentaria Mundial
La creación de grandes uniones políticas regionales que se rigen por leyes comunes como diferentes componentes del Estado mundial tendría que estar representada en el seno de una asamblea única. Ese es el objetivo de la «Asamblea Parlamentaria de las Naciones Unidas» (APNU) [115]. Esa ambición es la lógica continuación de los sueños de unificación mundial que defienden los teóricos del mundialismo (fabianos y asociados). Nada aparece por casualidad. Los acontecimientos, personajes e institutos del pasado dan sus frutos, que conducen a la construcción de esa especie de torre de Babel. Por consiguiente, el accionar del WFN (World Federalist Movement), creado como ya vimos en 1947 en Montreux, se inscribe en la lógica del trabajo que ya venía realizando.
De la misma manera, el WFN dio origen, en 1992, a la elaboración del primer gran documento que exhorta al establecimiento de una asamblea parlamentaria mundial en el seno de las Naciones Unidas: The case for a United Nations Parliamentary Assembly («El objetivo de una asamblea parlamentaria de las Naciones Unidas») por parte del canadiense Dieter Heinrich [116]. Numerosos trabajos y conciliábulos se han desarrollado posteriormente en el senado canadiense, en el Parlamento Europeo, durante el Foro del Milenio del año 2000 en Nueva York, en el 12º congreso de la Internacional Socialista, etc., para terminar, en septiembre de 2003, con la creación de un «Comité por una ONU democrática». Les remitimos aquí a la versión en alemán ya que, como veremos, las autoridades políticas alemanas desempeñan en esto un papel de primer plano: Komitee für eine Demokratische UNO (KDUN) [117].
El KDUN es el mascarón de proa de un comité ejecutivo [118] que trabaja por la creación de un Parlamento Mundial. Sus trabajos cuentan con la participación de otro instituto ya mencionado anteriormente: el WFM. Queda por agregar a lo anterior la «Sociedad de Pueblos Amenazados» (Gesellschaft für bedrohte Völcker), instituto alemán que trabaja por la emancipación de los grupos étnicos y colabora estrechamente con la UFCE (Unión Federalista de Comunidades Étnicas Europeas) [119] y con una ONG inglesa, la 2020 Vision Ltd [120].
El KDUN, que tiene su sede en Berlín, anuncia sus aspiraciones cuando estipula en sus estatutos su voluntad de construir una sociedad cosmopolítica que favorezca las integraciones continentales [121]. En su comité de dirección encontramos representantes provenientes de los medios políticos y científicos. Hay que subrayar que todas las corrientes políticas alemanas están representadas en ese comité de dirección, con excepción de los ex comunistas (die Linke) [122]. También encontramos en ese comité a un personaje clave, Armin Laschet. Este político dio origen al informe elaborado en 2003, en el que se llama a dotar a la Unión Europea de una sede permanente [123] después de la adopción del «Tratado Giscard» (actualmente conocido como «Tratado de Lisboa»). Ejerce una influencia decisiva ya que también dirige el comité de dirección del Prix Charlemagne [124]. Por otra parte, la presencia del eurodiputado alemán Jo Leinen en el seno de la dirección del KDUN resulta particularmente significativa en la medida en que el propio Leinen desempeñó un papel determinante en la adopción del Tratado de Lisboa [125].
Fue en abril de 2007 que el KDUN lanzó su campaña a favor de un Parlamento Mundial, bajo la dirección de su presidente, Andreas Bummel. Autor de un libro titulado Internationale Demokratie Entwickeln («Desarrollar la democracia internacional») [126], Bummel es un ex miembro del partido liberal alemán, el FDP, cuyo presidente, Guido Westerwelle, es ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Angela Merkel desde septiembre de 2009. Es también colaborador de la «Sociedad de Pueblos Amenazados», que dirige Tilman Zulch (miembro del comité de dirección del KDUN) y del World Federalist Movement (WFM) de Nueva York [127].
Todos estos personajes trabajan por lograr la instauración de ese nuevo órgano mundial. Como se precisa en los textos oficiales: «(…) La APNU pudiera conformarse en una primera etapa con delegados de parlamentos nacionales y regionales que reflejen sus posiciones políticas. Una APNU incluiría por lo tanto miembros de partidos minoritarios que no forman parte del gobierno. En una etapa posterior, la APNU pudiera ser elegida directamente. Una APNU sería así un órgano único y legítimo que representaría la voz de la ciudadanía sobre cuestiones de orden internacional. Los participantes en la campaña consideran que una APNU, después de creada, evolucionaría para, de simple órgano de consulta, pasar a convertirse en un parlamento mundial con verdadero derecho de información, participación y control» (…) [128].
Esas ambiciosas perspectivas para la APNU, expuestas abiertamente, se amplían más aún cuando se recuerda el apoyo que aportó Benedicto XVI al establecimiento de una «autoridad política mundial». Obviamente, los dirigentes de la APNU saludaron de forma entusiasta la encíclica papal [129].
Esta rápida descripción de la historia de los promotores del mundialismo, desde la Edad Media hasta el comienzo del siglo XXI, demuestra que se trata de una corriente muy antigua. Se basa en la avaricia ilimitada y la búsqueda de un ideal de control total de las riquezas del planeta. Su evolución ha venido acelerándose a medida que los «sacerdotes» del mundialismo, sucesores de Nimrod, lograban imponer su propia manera de pensar a favor del Nuevo Orden Mundial. Desde la caída del muro de Berlín, los acontecimientos han venido acelerándose, al igual que la crisis. El decenio que comenzamos en este año 2010 será decisivo para la humanidad ya que el mundialismo, según la doctrina de estas élites, es un mesianismo [que está] apurado.
Vía Red Voltaire
http://pijamasurf.com/2010/09/historia-del-nuevo-orden-mundial/
http://ethernotebook.tumblr.com/post/72457984/gregory-corso-what-say-you-about-political
http://www.voltairenet.org/article166611.html