Diez años de guerra por el coltán, el ‘oro gris’ estratégico
Un material clave. El coltán es vital, sobre todo, para la industria aeroespacial y de telecomunicaciones, también para la tecnología militar
Hay cosas de las que apenas se habla. Un ejemplo es el coltán, una mezcla de dos minerales, columbita y tantalita, que se da de forma rara y escasa en la naturaleza. Una auténtica curiosidad mineralógica que, por supuesto, ahora mismo vale mucho más que el oro, ya que es esencial para el desarrollo de las nuevas tecnologías. La explotación de este material gris, fundamentalmente en la República Democrática del Congo, se encuentra ligada a graves conflictos bélicos y a la destrucción de valiosos ecosistemas, así como a algo que va más allá de la explotación laboral: el esclavismo y la muerte de miles de personas.
El coltán resulta hoy día esencial para el desarrollo de las nuevas tecnologías. Es vital, sobre todo, para la industria aeroespacial y de telecomunicaciones, pero también para tecnología militar: ordenadores portátiles, teléfonos móviles, videojuegos, satélites, estaciones y vehículos espaciales, misiles, armas inteligentes, aceleradores de partículas, trenes magnéticos… Para fabricar todo eso y mucho más se necesita coltan, que incluso es utilizado en cirugía. Por eso no resulta extraño que en los últimos 10 años el coltan se haya convertido en el blanco estratégico de las compañías de explotación minera.
Hace casi un año, los investigadores españoles Rosario Lunar y Jesús Martínez Frías publicaron un esclarecedor artículo en El País: El coltan, un ‘mineral’ estratégico. Así describían las singulares propiedades de este raro material: “Superconductividad, carácter ultrarrefractario (minerales capaces de soportar temperaturas muy elevadas), ser un capacitor (almacena carga eléctrica temporal y la libera cuando se necesita), alta resistencia a la corrosión y a la alteración en general, que incluso le hacen idóneo como material privilegiado para su uso extraterrestre en la Estación Espacial Internacional y en futuras plataformas y bases espaciales”.
La compañía japonesa Sony tuvo que aplazar el lanzamiento de su Playstation 2 por no contar con coltan
El coltan es imprescindible, por ejemplo, para formar aleación con el acero en los oleoductos. Se aplica en la construcción de baterías cada vez más pequeñas, permitiendo que su carga dure mucho más tiempo. Y, como anécdota, decir que, en su día, la compañía japonesa Sony tuvo que aplazar el lanzamiento de su Playstation 2 por no contar con coltan.
Según un informe de la Universidad de Michigan, los principales productores mundiales de coltan son Australia, Brasil, Canadá, China y algunos países africanos, sobre todo la República Democrática del Congo, pero también Ruanda, Burundi y Etiopía. Las reservas base de coltan en estos países, no obstante, no se conocen. Otros países como Rusia también son ricos en este recurso, aunque sus depósitos no han sido explotados todavía, que se sepa. Pero las grandes reservas mundiales de este material —entre el 64 y el 80%, según distintos informes— se encuentran en la República Democrática del Congo.
Las grandes reservas mundiales de este material —entre el 64 y el 80%, según distintos informes— se encuentran en la República Democrática del Congo
Allí, los trabajadores son reclutados para extraer coltan en minas a cielo abierto. Trabajan de forma artesanal y en régimen de semiesclavitud. Muchos de ellos son niños.
Esas minas han provocado desastres medioambientales con gravísimas repercusiones en la fauna local de especies protegidas (gorilas, elefantes), en ecosistemas como el Kahuzi Biega National Park o la Reserva de Vida Salvaje de Okapi, reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Pero las minas también producen graves problemas de salud asociados con los arcaicos e infrahumanos métodos de explotación. Además, el coltan puede desprender radioactividad, lo que es causa de enfermedades irreversibles entre los trabajadores.
Las minas han provocado desastres medioambientales con gravísimas repercusiones en la fauna local de especies protegidas (gorilas, elefantes), pero también producen graves problemas de salud asociados con los arcaicos e infrahumanos métodos de explotación
Y es que, en esos yacimientos, según explican los investigadores Lunar y Martínez Frías, “elementos como el uranio, el torio y el radio, entre otros, pueden aparecer formando fases minerales exóticas, asociadas al coltan, o estar incluso presentes en la propia estructura cristalina de la columbita y tantalita. En el último número de 2007 de la revista Journal of Radiological Protection, científicos del Departamento de Física y del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad de Nairobi han evidenciado dosis de radiación en los trabajadores congoleños que se dedican de forma artesanal a la extracción de coltan de hasta 18 mSv por año”.
A la mala explotación y comercialización de esta materia prima, y a su peligrosidad en esas condiciones, hay que añadir su tráfico ilegal, el contrabando, la financiación de guerras y guerrillas…
La revista Mundo Negro —una de las pocas publicaciones que ofrecen información sobre lo que sucede en el continente africano— titulaba así su portada de mayo de 2002: Coltán y la guerra de Congo.
¿Por qué se combate y qué intereses juegan en Congo?
La explicación de la interminable guerra civil en la República Democrática del Congo que comenzó el 2 de agosto de 1998 tiene un sólo nombre: coltan. Este material ha despertado la codicia de los países vecinos y distintas facciones armadas han intentado tomar el control sobre su explotación. Ruanda en primer lugar, que tiene de hecho ocupada la región congoleña de Kivu, junto con Uganda, que controla a su vez buena parte del noroeste congoleño. El dinero que se obtiene de la venta del mineral financia las guerrillas.
El ejército ruandés, con el pretexto de proteger a la población tutsi del Congo, invadió el país en 1998. En 1999, un acuerdo lo dividió en dos zonas, una controlada por el gobierno de Kinshasa y otra en manos de grupos ligados a Ruanda.
Tanto Ruanda como Uganda han establecido alianzas comerciales de carácter estratégico y militar con las principales economías de occidente para traficar y procesar minerales del Congo.
Tanto Ruanda como Uganda han establecido alianzas comerciales de carácter estratégico y militar con las principales economías de occidente para traficar y procesar minerales del Congo
El ejército ruandés, por ejemplo, transporta el coltan hasta su país, donde se trata y purifica en la Somirwa (Sociedad Minera de Ruanda), antes de ser exportado. Y desde ahí, lo envía para Europa. Su destino serán las potencias de occidente, principalmente Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajstán, que también entra en el juego.
En algunas zonas se han cancelado licencias para la explotación del coltan anteriormente concedidas a compañías norteamericanas, y se ha instituido el monopolio de la Sociedad Minera de los Grandes Lagos (Somigl), que es una sociedad integrada por Africom (belga), Prometo (ruandesa) y Congecom (Surafricana).
La ambición por el dominio del mercado del coltan también ha dividido a la propia sociedad congoleña: gobierno y guerrilla obtienen financiación de la comercialización legal o ilegal de este material. Ninguna de las partes está dispuesta a ceder ni un solo centímetro de terreno.
La ambición por el dominio del mercado del coltan también ha dividido a la propia sociedad congoleña: gobierno y guerrilla obtienen financiación de la comercialización legal o ilegal de este material
Por ejemplo, Somigl entrega al movimiento rebelde RCD (Reagrupación Congoleña para la Democracia) 10 dólares por cada kilo de coltan, y lo revende a 300 dólares o más en Londres. Uno de sus mejores clientes es la compañía alemana Starck (subsidiaria del monopólio químico-farmacéutico Bayer), que produce el 50% del tántalo en polvo del mundo.
Pero además es éste un espacio plagado de contrabandistas, porque la mayor cantidad del coltan sale de África de contrabando, aunque sus ganancias no vuelven como beneficio para el pueblo africano, sino en armas para los grupos rebeldes, que mantienen enmascarada la situación de inestabilidad en la región.
Pero además es éste un espacio plagado de contrabandistas, porque la mayor cantidad de coltan sale de África de contrabando y sus ganancias no vuelven como beneficio para el pueblo africano, sino en armas para los grupos rebeldes
A través de los aeropuertos de Entebbe (Uganda) y Kigali (Ruanda), compañías aéreas como la belga Sabena se llevan el mineral y los aviones regresan con cargamentos de armas a cambio.
Las principales potencias imperialistas tampoco quieren conceder tregua alguna. Ni siquiera las más pequeñas, simples intermediarias en el tráfico y en el procesamiento de los metales, como Bélgica y Holanda. Menos aún Alemania o Estados Unidos, los principales compradores de los metales tratados. Por eso el coltan vale más que el oro.
Las empresas que se disputan ‘el tesoro’
No son pocas tampoco las empresas trasnacionales que se nutren de las variadas derivaciones del coltan: Alcatel, Compaq, Dell, Ericsson, HP, IBM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens utilizan condensadores y otros componentes con tántalo, metal derivado del tratamiento de la tantalita. Pero hay muchas más compañías que fabrican componentes y desde 10 años de disputan ‘el tesoro’: AMD, AVX, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet, Nec… según datos del Comité de Solidaridad con África Negra, con sede en Madrid. A las que habría que sumar Sony, Bayer, Motorota, o IBM, a través de aliados autóctonos.
Alcatel, Compaq, Dell, Ericsson, HP, IBM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens, AMD, AVX, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet, Nec, Sony, Bayer, Motorota, IBM…
Según la Wikipedia, el austriaco Klaus Werner es uno de los pocos periodistas que ha documentado los vínculos entre compañías multinacionales y el tráfico ilegal de coltan.
Sin embargo, la guerra que ha empobrecido hasta la miseria a un país que tal vez sea de los más ricos del mundo en recursos naturales —porque Congo (ex-Zaire) no sólo guarda las mayores reservas de coltan del planeta, sino que es rico en oro, uranio, petróleo, diamantes y piedras preciosas— ha tenido también lúcidos críticos. Como el obispo congoleño Jean Anatole Kalala Kaseba, quien realizó estas declaraciones para la revista Mundo Negro: “Los que han creado esta situación pueden ponerle fin, especialmente los americanos. La ONU está allí, incluso en mi diócesis. Son observadores, pero ¿qué es ser observador? Tienen un programa que no quieren decirnos. Aseguraron que venían para ponerse entre los beligerantes, pero vienen a confirmar la partición del país”, que facilitaría el dominio imperialista del territorio.
“Tenemos razones para creer que (los soldados de la ONU) han sido enviados por las multinacionales”, ha advertido el prelado católico, quien también añade. “La ONU quiere que fracase el diálogo Inter congoleño para dirigir el país como un protectorado. Creo que la ONU está hoy al servicio de una gran potencia y hace lo que ella quiere”.
Miles de muertos en las minas a cielo abierto
Las principales minas de coltán se localizan en la República Democrática del Congo, en el límite con Uganda y Ruanda. La ausencia total de condiciones de seguridad reina en estas explotaciones irregulares, a menudo situadas en la selva, en regiones de difícil acceso por las que sólo se mueven militares y grupos armados.
La desertificación, unida a la guerra y a la pobreza, es lo que lleva desde hace años a los campesinos de la región a abandonar sus tierras para trabajar en las minas. Miles de mineros se reclutan así: entre campesinos, presos a los que se les ofrece la reducción de sus penas y la mano de obra más codiciada y barata, la de miles de niños (como los de la imagen) que abandonan las escuelas para trabajar en las minas.
Miles de mineros se reclutan así: entre campesinos, presos a los que se les ofrece la reducción de sus penas y la mano de obra más codiciada y barata, la de miles de niños que abandonan las escuelas para trabajar en las minas
Los mineros, si se les puede llamar así, se alejan de sus comunidades por mucho tiempo, deslumbrados por los 10 dólares que pagan por kilo de mineral extraído, que luego cotiza a más de 300 en el mercado. El problema es que no todos vuelven, y que, en la mayoría de las ocasiones, según denuncian distintas organizaciones internacionales, “si acudieron voluntariamente a las minas terminan como esclavos”.
Aunque resulta imposible de calcular, lo cierto es que en los últimos años han muerto miles de personas en las minas de coltán de la República Democrática del Congo.
:: Definición química del coltán
Las extraordinarias cualidades del tántalo “El coltán no es realmente ningún mineral establecido. Es un término que no se utiliza en el lenguaje científico y que responde a la contracción de dos minerales bien conocidos: la columbita, óxido de niobio con hierro y manganeso (Fe, Mn), Nb2O6, y la tantalita, óxido de tántalo con hierro y manganeso (Fe, Mn), Ta2O6. Estos óxidos constituyen una solución sólida completa entre ambos minerales; son escasos en la naturaleza y un claro ejemplo de cómo el avance tecnológico contribuye a que materiales considerados simples curiosidades mineralógicas sean cruciales debido a sus nuevas aplicaciones”. (Lunar y Martínez Frías)
El tántalo es tan resistente como el vidrio; extremadamente dúctil y maleable, permite ser doblado, enrollado, soldado: además se utiliza en aleaciones, con objeto de obtener materiales resistentes a muy altas temperatura
El tántalo —así denominado porque se disuelve difícilmente en los ácidos, lo cual recuerda el suplicio de Tántalo, el dios griego que no podía alcanzar nunca agua que beber ni fruto que comer— es un metal refractario que presenta cualidades muy valoradas hoy día: es tan resistente como el vidrio; extremadamente dúctil y maleable, permite ser doblado, enrollado, soldado; además se utiliza en aleaciones, con objeto de obtener materiales resistentes a muy altas temperaturas.
A todas esas cualidades se añade su densidad, que lo hace muy deseable para fines militares, porque permite penetrar los blindajes. Entra también en la composición de piezas electrónicas y de equipamiento de la industria química; en la tecnología de los misiles y de los reactores nucleares, y es utilizado en cirugía. El Pentágono lo clasificó hace tiempo como “materia prima estratégica”.
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